"Las interioridades de los personajes
vistos por Humberto Solás"
Desde los años 60's, Humberto Solás fue de los más destacados cineastas de Cuba al ser el responsable de Lucía,
considerada una película fundacional del cine iberoamericano. A partir
de los 90's, Solás deja pasar bastantes años entre película y película.
En esta ocasión, traza un fresco de la sociedad cubana, tal como él la ve, según sus propias palabras, como reacción a películas extranjeras que abusan de estereotipos sobre los habitantes de la isla. Así, sigue las peripecias entrecruzadas de ciudadanos de La Habana, como Santo, que pierde a su esposa, Willy, que conmociona a su padre al enterarse éste de que es homosexual, y Vivian, que sufre una crisis en su relación con el Chino, su esposo.
El punto fuerte del veterano Solás es, sin duda, la dirección de actores, pues casi todo el elenco realiza un trabajo eficaz, sobre todo Isabel Santos, como una mujer que ansía tener un hijo, y su marido, interpretado por Jorge Perugorría, un actor que no siempre está tan bien como en la recordada Fresa y Chocolate, Resulta bastante simpático su tratamiento del tema de la fe, en la resolución de esta subtrama. Por lo demás, a Solás se le va la mano en un sentimentalismo poco sutil, y en secuencias subidas de tono que parecen dar a entender que el "destape" llegó a Cuba.
Aunque dota de inusitada humanidad a sus personajes, Solás sólo muestra a aquellos que son afines al régimen cubano, de cuyas desgracias culpa en exclusiva al bloqueo económico estadounidense, sin entrar en más detalles. Muestra a los cubanos como supervivientes, que resisten frente al capitalismo. De esta forma, no se deduce ninguna crítica, ni siquiera sutil, a Fidel Castro, ni siquiera en la subtrama de uno de los personajes, que se ve obligado a emigrar.
Humberto Solás
(Director)
Humberto Solás Borrego (La Habana, 4 de diciembre de 1941) - La Habana, Cuba, 18 de septiembre de 2008) fue un director de cine, productor y guionista cubano. Recordado por su filme Lucía (1968), considerado uno de los 10 filmes más importantes de América Latina.
Licenciado en Historia por la Universidad de La Habana, pronto comenzó a dedicarse al cine. En 1960 inició su andadura en el Instituto Cubano de Artes e Industrias Cinematográficas, primero como asistente de dirección y más tarde como productor.
Su proyección internacional la alcanzó con Un hombre de éxito (1986), primera película cubana en ser candidata al 'Oscar' a la mejor película de habla no inglesa. Obtuvo el Premio Nacional de Cine de Cuba en 2005. En 2003 creó el Festival Internacional del Cine Pobre una muestra alternativa en Gibara.
Sinópsis
Magalis, Ignacio, Vivian, Miguelito y Santo son algunos de los
personajes que pueblan Barrio Cuba. Seres que buscan su pedazo de
felicidad en La Habana. Seres que apuran la vida, que se rebelan contra
un destino incierto y se empeñan una y otra vez en encontrar una salida.
La realidad les golpea, pero ellos nunca pierden la esperanza de un
futuro mejor, de recuperar un amor, de conseguirlo, de superarse. Barrio
Cuba es una historia de luchadores, hombres y mujeres, jóvenes y
viejos, cuyas vidas se cruzan tejiendo un mosaico de emociones y
sentimientos, a veces contradictorios, siempre honestos. La Habana, una
ciudad bella y dura como pocas, es el escenario donde estos héroes
anónimos alimentan sus sueños todos los días.
Trailer
La Crítica
(Rolando Pérez Betancourt)
Naturalista, realista, neorrealista, melodramático, por momentos rayando lo operístico en su desbordamiento, buscando la emotividad como el gran arrastre ante una audiencia a la que le estruja los corazones y hasta hace llorar, Humberto Solás entrega con Barrio Cuba la crónica sincera de una realidad que como artista no quiere dejar pasar.
De esta manera sigue en buena medida los rumbos expresivos de Miel para Ochún, filmada hace cuatro años y primera parte de lo que él pretende sea una trilogía sobre su país y su gente. Pero si de comparar se trata, desde ya hay que decirlo: Barrio Cuba supera a la primera en varios rubros. Entre ellos, un guión más sólido y mejor estructurado y del que emana un sostenido tono dramático muy afín con esos personajes al borde del límite que integran sus historias. Un dramatismo en el que por suerte las pocas pinceladas risueñas no están "puestas" para relajar tensiones y ganar la risa fácil del espectador, sino que surgen como desprendimientos veraces de los conflictos y gracias al admirable desempeño de un cuadro de actores (¡todos!) volando alto.
Barrio Cuba es una película dura (quizá demasiado dura), pero honesta en torno a valores éticos y sociales relacionados con una difícil etapa económica. Cuando se presentó recientemente en el 'Huelva', donde fue premiada y aplaudida, unos pocos críticos, de manera equivocada, hablaron de "mirada pesimista". Todo lo contrario. Si un valor tiene el filme es que sabe retratar esa multiplicidad nuestra en conflicto, no con los tonos sombríos de una angustia existencial, sino en lucha perenne por salir adelante.
Es cierto que el filme repite temáticas recurrentes en el entramado social y no en todos los casos originales en su planteos. Pero son asuntos que obsesionan al director y no importa que tras Miel para Ochún vuelva sobre algunos de ellos, siempre y cuando tenga algo que aportar.
Todas las encrucijadas de las varias historias que integran su trama, excepto una, son resueltas con verosimilitud. Y esa una; hasta pudiera acreditarse por el hecho de que conecta con el drama íntimo que atraviesa el carpintero ya envejecido, pero de ningún modo retirado de la lidia amorosa (grande Mario Limonta en la construcción del personaje). Él, enamorado de una mujer mucho más joven (Luisa María Jiménez) solo podrá poseerla por una noche y luego ella le dirá, con toda franqueza, que la pasó bien, pero prefiere hombres jóvenes. Sin embargo, al final y sin que esté justificado por la dramaturgia que se tejía en torno al personaje, ella, enfermera, buena trabajadora y hasta ejemplar, reprochadora de un novio bisnero y tarambana, acepta casarse con un extranjero mucho mayor que el carpintero y cruzar
mares. Captable el guiño cáustico (viejo por viejo, aunque viejo con billetes), pero el giro de la muchacha está violentado y hace pensar que en su abarcadora mirada, los realizadores necesitaban de todas maneras abrirle un espacio en el argumento al tema de las llamadas
"jineteras".
Realizada dentro de los parámetros del llamado "cine pobre", del que Humberto Solás es un abanderado, Barrio Cuba fue realizada en digital y luego pasada a celuloide. Escaso presupuesto para una película bien fotografiada, en la que sin embargo las escenas nocturnas, o de predominantes tonos sombríos, carecen de la nitidez necesaria.
Película de desgarramientos y con excelentes diálogos, en la que los actores lloran y hacen llorar (y en tal sentido la música juega el papel de inflamar corazones que pretende el director), suerte de arrebato sensible al que quizás algunos hubieran pedido un poco de contención, pero que responde estilos y propósitos perfectamente pensados. Barrio Cuba es un testimonio tan necesario como apreciado por aquellos que también ven en el arte una respuesta inmediata y una manera de construir algo bello desde lo problemático, y a partir de una estética para discutir, pero que en la vieja disputa entre razones y sentimientos, prefiere apuntar, y no yerra, al medio del pecho.
Es cierto que el filme repite temáticas recurrentes en el entramado social y no en todos los casos originales en su planteos. Pero son asuntos que obsesionan al director y no importa que tras Miel para Ochún vuelva sobre algunos de ellos, siempre y cuando tenga algo que aportar.
Todas las encrucijadas de las varias historias que integran su trama, excepto una, son resueltas con verosimilitud. Y esa una; hasta pudiera acreditarse por el hecho de que conecta con el drama íntimo que atraviesa el carpintero ya envejecido, pero de ningún modo retirado de la lidia amorosa (grande Mario Limonta en la construcción del personaje). Él, enamorado de una mujer mucho más joven (Luisa María Jiménez) solo podrá poseerla por una noche y luego ella le dirá, con toda franqueza, que la pasó bien, pero prefiere hombres jóvenes. Sin embargo, al final y sin que esté justificado por la dramaturgia que se tejía en torno al personaje, ella, enfermera, buena trabajadora y hasta ejemplar, reprochadora de un novio bisnero y tarambana, acepta casarse con un extranjero mucho mayor que el carpintero y cruzar
mares. Captable el guiño cáustico (viejo por viejo, aunque viejo con billetes), pero el giro de la muchacha está violentado y hace pensar que en su abarcadora mirada, los realizadores necesitaban de todas maneras abrirle un espacio en el argumento al tema de las llamadas
"jineteras".
Realizada dentro de los parámetros del llamado "cine pobre", del que Humberto Solás es un abanderado, Barrio Cuba fue realizada en digital y luego pasada a celuloide. Escaso presupuesto para una película bien fotografiada, en la que sin embargo las escenas nocturnas, o de predominantes tonos sombríos, carecen de la nitidez necesaria.
Película de desgarramientos y con excelentes diálogos, en la que los actores lloran y hacen llorar (y en tal sentido la música juega el papel de inflamar corazones que pretende el director), suerte de arrebato sensible al que quizás algunos hubieran pedido un poco de contención, pero que responde estilos y propósitos perfectamente pensados. Barrio Cuba es un testimonio tan necesario como apreciado por aquellos que también ven en el arte una respuesta inmediata y una manera de construir algo bello desde lo problemático, y a partir de una estética para discutir, pero que en la vieja disputa entre razones y sentimientos, prefiere apuntar, y no yerra, al medio del pecho.
Galería de Fotos
Ficha Técnica
Título: Barrio Cuba
País: Cuba
Duración: 105 min.
Género: Drama
Reparto:
Jorge Perugorría Isabel Santos, Mario Limonta, Adela Legrá, Luisa María Jiménez, Rafael Lahera, Sheila Roch
Dirección: Humberto Solás
Fotografía: Carlos Rafael Solís
Guión: Elia Solás, Humberto Solás, Sergio Benvenuto
Montaje: Nino Martínez Sosa
Música: Esteban Puebla
Producción:
Aldo Benvenuto, Camilo Vives, Jorge Gómes, Santi Camuñas
Sonido: Alex F. Capilla, Raúl Amargot
Vestuario: Norma San Juan
Productora:
Instituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficas (ICAIC)
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